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Brasil / Belo Monte

Organizaciones piden a presidente brasileño Dilma Rousseff la suspensión del proyecto de Belo Monte

Bolzano/Bozen, Berna, 9 de febrero 2011

Alto Xingu, Yawalapiti, 2010. Foto © Rebecca Sommer. Alto Xingu, Yawalapiti, 2010. Foto © Rebecca Sommer.

Junto a otras 86 organizaciones internacionales y de la vida civil brasileña, la Asociación para los Pueblos Amenazados (APA) ha entregado ayer 8 de febrero una carta abierta a la presidente Dilma Rousseff en la cual pide la suspensión del mega-proyecto de la represa de Belo Monte. Gracias a la construcción de la central hidroeléctrica, la tercera más grande del mundo, a la región de Altamira podrían llegar unos 100.000 nuevos colonizadores y por lo menos 500 km2 de tierras agrícolas y de selva tropical serán destruidas.Ésto a su vez es una grave amenaza para los pueblos indígenas de la zona y en particular para los pueblos en aislamiento voluntario.

La APA teme que los nuevos colonizadores invaden las tierras indígenas y que dañen o destrozen las bases vitales de las comunidades indígenas.Ésto limitaría gravemente o anularía las posibilidades de las comunidades de seguir viviendo según su estilo di vida tradicional. Además cerca del área de realización de Belo Monte han sido avistadas personas de comunidades indígenas en aislamiento voluntario para las cuales el contacto con los colonizadores tendría consecuencias desastrosas. La protección de éstas comunidades es entonces de importancia prioritaria.

Otra fuente de preocupación es la hipótesis de los geólogos según la cual el área alrededor de la futura represa sería rico de recursos naturales. Las demandas de autorización para la exploración del subsuelo ya cubren el 63% de las reservas indígenas. Hasta ahora las comunidades indígenas no fueron ni consultadas ni alguien se preocupó de pedir su permiso ni para la exploración del subsuelo ni tanto menos para la probable explotación de los recursos. De la misma manera no hubo información completa y correcta sobre las consecuencias de la construcción de la represa ni tampoco se pidió la autorización de las comunidades que sufrirán las repercusiones.

En contemporánea a a carta de protesta, los organizadores de Avaaz entregaron al gobierno brasileño más de 500.000 firmas de personas de todo el mundo que se oponen al proyecto de Belo Monte. Se vuelve entonces más fuerte la resistencia a un proyecto anti-económico, anti-ecológico y violador de los derechos humanos. La APA pide que la inmediata suspensión de la construcción de la represa, que el proyecto sea seriamente y correctamente discutido con las comunidades indígenas y residentes que tendrán que soportar las consecuencias directas e indirectas del proyecto mismo y que cualquier decisión sobre la realización de la represa dependa de su claro y explícito consentimiento.